Unas notas de color

Ayer estuve dándole color a este lugar. Esa era una de las principales críticas que había recibido el sitio hasta ahora. Tanto Daniela como una amiga suya habían coincidido en que la página “parecía la Wikipedia” y que necesitaba una nota de color. Yo tenía en mente hacer algo sobrio, limpio y elegante, pero ambas cosas no tienen que estar necesariamente reñidas sino que pueden convivir, así que ayer estuve trabajando en un primer intento.

Encontré diversas posibilidades. Hay páginas web que ofrecen paletas ya hechas, compuestas por su comunidad, mientras que otras ofrecen herramientas para generar paletas de colores. Ayer fui a una de estas páginas.

Me llama la atención cómo hablamos acerca de utilizar Internet. “Ayer fui a una de estas páginas”. Podía haber dicho que ayer fui al Baumarkt. ¿Y qué hay de eso de navegar por Internet? Es realmente interesante cómo percibimos el hecho de utilizar un dispositivo para acceder a información de Internet.

De la misma manera, decimos “busqué en Google” cuando lo que hacemos es usar Google para encontrar información en Internet.

En fin, encontré esta paleta que se llamaba “Cheer up emo kid“, algo así como “Alégrate chico depre”. Pensé que quedaba bastante bien ajustada al tono del sitio, tanto en la gama de colores como en el nombre de la paleta. Luego ya fue cuestión de encontrar la manera de mostrar los colores. Ahí tuve la oportunidad de trabajar con variables en CSS, que sólo conocía de Bootstrap.

Para quien no lo sepa, CSS son las siglas de Cascade Style Sheets, que es la manera en la que se da estilos a las páginas en Internet. Por una parte se especifica la estructura del documento y por otra los estilos. Los estilos comprenden cosas como los tamaños de letra, el tipo de fuente, el posicionamiento de los elementos en el flujo del documento, los tamaños de las imágenes, qué pasa cuando la página se muestra en un dispositivo móvil como una tablet o un teléfono móvil, los colores… Todas esas cosas. Es muy interesante y tiene que ver con el diseño gráfico, con cómo hacer que los documentos resulten funcionales, intuitivos y agradables de ver. Esas cosas me resultan atractivas, de ahí que me esté interesando por hacer páginas web para otros. Por cierto, a ver si hoy termino de presentar mi oferta gratuita del servicio.

No termino de estar satisfecho ni con la elección de colores ni con su aplicación en el sitio. Es la primera vez que lo hago y es un ejercicio interesante, así que a aprender y a practicar. Tal vez me vuelva a meter con el asunto o tal vez lo deje estar. Me doy carta blanca en el tema.

Al margen de trabajar en el sitio web, ayer llamé a la Bundesagentur für Arbeit, la agencia estatal para el empleo, el INEM alemán. Solamente quería saber adónde tenía que enviar los documentos que me había proporcionado mi antiguo empleador. Cuando me di cuenta me habían pasado con un segundo operador para realizar no sé qué gestión suplementaria.

—Bien, esto va a llevar una media hora —dijo el hombre.

—Oh, ¿me puedo poner un vaso de agua? Estoy sediento y no sabía que esto iba a llevar tanto tiempo.

—Sí, claro, ja ja ja.

Fui a la cocina y me puse un vaso de agua.

—Doy un sorbo y ya estoy listo.

—Muy bien.

El hombre fue sumamente amable. De hecho, la gestión fue entre algodones desde el segundo cero. Es la primera vez que me pasa algo así.

Marqué el número de teléfono. Al otro lado, el aparato no sonó ni una sola vez. Una voz femenina respondió:

—Buenas tardes, ha llamado usted al INEM alemán. Le agradecemos su llamada.

Ahí pensé que estaba hablando con algún tipo de grabación y que ahora venían la música y la espera.

—…mi nombre es la señora Schmidt. ¿En qué puede ayudarle?

¡Oh! Puede empezar por ayudarme a superar mi estupefacción.

Fui con el hombre muy amablemente a través del proceso. Podía entender prácticamente todo lo que me decía. Completó mi currículum, me preguntó cuál había sido mi puesto de trabajo y me hizo una encuesta acerca de mis capacidades y habilidades en el sector, las cuales eran más bien medias pues aunque llevo trasteando con ordenadores toda mi vida, apenas tengo un año de experiencia profesional.

Le expliqué que buscaba un trabajo a media jornada para, en paralelo, construir un negocio propio. Me dijo que me ponía que estaba buscando un trabajo a tiempo completo pues, al parecer, la prestación por desempleo tiene una fuerte correlación con el tiempo que ocupe el trabajo que se está buscando. Incluso así, podría seguir buscando legítimamente un trabajo a tiempo parcial.

Cada mes me enviarían una serie de ofertas ajustadas a mi perfil a las que tendría que presentar una solicitud y dar cuenta de ello. Cada mes tendría que mandarles una relación de las empresas a las que, por iniciativa propia, había enviado una solicitud de trabajo. Si me iba de vacaciones, tenía que avisar. Si me ponía enfermo, tenía que avisar.

Además de eso ofrecían un servicio de orientación laboral para personas que, como yo, se sienten profesionalmente más perdidas que un pulpo en el garaje. Ahora, las sesiones tienen lugar dos veces por semana durante dos meses. What?! ¿Qué demonios se hace durante 16 horas, presuponiendo que las sesiones sean de una hora? En ese tiempo el pulpo se puede hacer mecánico.

En fin, se aproxima una fase de estrecha colaboración con el INEM alemán. A cambio de eso me van a pagar por estar en el paro. Más me vale aprender a fluir y a ser flexible y a aceptar lo que la vida me vaya trayendo.

Y con eso ya he terminado prácticamente la columna de hoy y llevo ya casi un mes de páginas matutinas, así que es un buen momento para apreciarlo y felicitarme por ello.

Mañana más.

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