No encontraba el momento para sentarme a escribir. Tenía que ser un momento especial o algo así. Tenía que tener un yo qué sé que qué sé yo. Pero me he quedado aquí jugando con el ordenador nuevo y de pronto me doy cuenta y estoy solo. Así que para qué esperar más. En algún momento habrá que empezar.
Han pasado dos meses, casi. Estamos de vuelta en Alemania. De momento en casa de los suegros, a la espera de que mañana vengan los que nos ayudaron a hacer la mudanza para ayudarnos a sacar las cosas del garaje y desparramarlas por la casa nueva. Muchas novedades por el camino. Muchas cosas han sucedido en estos dos meses.
La primera y más importante, jejeje: me he comprado un ordenador nuevo. Sí, lo he hecho.
Me he comprado un MacBook Air, la versión más modesta. Por suerte pillé una oferta y lo conseguí por debajo de los mil euros, pero sigue siendo mucho dinero para mí para invertir en un ordenador, acostumbrado a revivir ordenadores viejos y a tirar de retales. Pero… ¿qué decir?
Qué pantalla, oiga. Qué teclado. Qué gusto de altavoces, que es absurdo que suenen tan bien. ¡Y sin ventilador! No se oye absolutamente nada. Es increíblemente silencioso. Por encima de este silencio, sólo las teclas suenan estruendosamente. En fin, estoy muy contento con la compra. La verdad es que es una pasada de ordenador, tanto en hardware como en software, bello hasta el último píxel.
En fin, basten estas líneas como toma de contacto tras el parón estival y más allá. Otro día iremos más en profundidad en lo que sucedió en España, si se terciara, y nos iremos centrando en el futuro, porque empezamos nueva etapa. Casa nueva, vida nueva.
Espero que hayáis llegado todos bien hasta aquí y que sigáis prosperando y aprendiendo a sentiros mejor. Yo sigo haciendo mi parte.
¡Un saludo!
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