Nochebuena alemana

Esta noche es noche buena, y mañana… Weihnachten. Espero haber acertado con cada una de las letras. Llega la nochebuena alemana.

Pensaba que iba a ser la primera nochebuena que pasaba en Alemania. Normalmente volaba de vuelta a España en estas fechas, a casa de mis padres. Ahora que no tengo padres… Bueno, ahora me quedo aquí.

Y tampoco, tampoco es la primera nochebuena que paso en Alemania. A veces pienso cosas y creo que son ciertas y luego resulta que… bueno, no lo son. Son más bien falsas. Vamos, que a veces pienso cosas falsas y me las creo y voy por ahí tan contento. Bueno, lo cierto es que tampoco voy tan contento.

El año pasado ya estuve aquí en Navidades. Me lo ha recordado hoy Daniela. Estuvimos juntos, ella todavía embarazada de Luqui. A veces me olvido de dónde estuve y cuándo y con quien. Perdido en mis pensamientos, en otro lugar, en otro momento… Bueno, para poder recordar la información, la información primero tiene que entrar.

Pero en fin, esta noche es la primera nochebuena alemana de verdad, con su familia extendida, con sus suegros, sus cuñados, su cena, sus copas… ¿Cómo hago para disfrutarlo?

Esta mañana, a las siete, estaba despierto. Mallas, frontal, zapatillas y a la calle. Agua nieve.

Las temperaturas han subido diez grados de ayer a hoy. Carrera matutina.

Hay un tramo de la nueva ronda que encuentro especialmente agradable. Es cuando giro a la izquierda y salgo a la calle de los tanques, se llama así. De un lado queda un campo, del otro otro. Y al fondo se ve la rotonda.

En la rotonda han instalado algún tipo de iluminación navideña. No comprendo lo que representa, ni si representa algo, pero da igual. Su luz, y la de las farolas del resto del año, se refleja sobre el asfalto humedecido, ya sea por el agua nieve o por la elevada humedad del ambiente. Así corro en la oscuridad sobre ese parche de luz que arroja el frontal y, en la distancia, observo esa isla de luz que se refleja sobre el asfalto de tal manera que casi siento que flotara sobre ella. Se está convirtiendo en mi momento favorito. Es una experiencia, en cierto modo, sobrecogedora.

Ayer, tumbado en la cama, molido y agotado después de un día de actividad frenética, me esforcé por realizar mi rutina previa al sueño preguntándome:

  • ¿Cuáles han sido los mejores momentos del día de hoy?
  • ¿Por qué me siento hoy orgulloso de mí mismo?
  • ¿Por qué me siento agradecido?

Y me sorprendió que el primer mejor momento del día en el que pensé fue compartiendo un plátano con mi hijo.

Ahí está, sentado en su sillita frente a la mesa, con el trozo de plátano en la mano derecha y una sonrisa llena de dientecitos en la cara. Yo estoy sentado frente a él, y compartimos el plátano. Se lo lleva a la boca y lo muerde, y se le quedan restos alrededor de la boquita, y mastica y sonríe, y ese es uno de los mejores momentos del día.

Tumbado en la cama, conciliando el sueño, sonrío. Sonrío y se siente extraño. Me cuesta trabajo esbozar una sonrisa, como si tuviera que ir a través de capas de carne endurecida en otra configuración más sombría. En la oscuridad y en la tranquilidad puedo sentirlo con claridad. Necesito practicar más sonreír, como si fuera a un gimnasio e hiciera ejercicio. Necesito desarrollar esos músculos, porque puedo hacerlo.

La parte alta de mi pecho, ese lugar en el que se conectan el cuello y el resto del cuerpo, sigue destorciéndose. Casi ochos años después, lo estoy consiguiendo. Esa parte no sólo está retorcida, sino que también está hundida. Mover eso mueve mis caderas y estira de la musculatura de mi plexo solar y del diafragma, que está angustiosamente retorcida. Pero las cosas van volviendo a su lugar, y ayer conseguí alcanzar un nuevo nivel de… ¿bienestar? ¿Cómo llamo a esto? Desde luego no es bienestar todavía.

Algunos hablan de la zona de confort, de que hay que salir de ella. Yo estoy tan jodido que no lo llamo “zona de confort”; lo llamo “zona de mínimo dolor”. Es ese estado interno en el que minimizo el dolor. Si salgo de ahí, siento las llamas del infierno.

Ayer envié un nuevo currículum. Encontré una oferta de programador. Pero esta oferta era, como mencioné, diferente.

Buscan gente que haya tenido contactos con lenguajes de programación y que, en el mejor de los casos, haya podido reunir alguna experiencia en el mundo del servicio informático. Con algo así siento mucho menos miedo.

Me senté descarté la carta de presentación que suelo usar como plantilla y, usando el feedback que dejó Ed para recalibrarme, escribí una larga carta de presentación que fluyó como si fuera una columna de ESDLV. La escribí en español en el traductor de Google y luego me dediqué a corregir las cosas que me chirriaban. Luego se la enseñé a Daniela.

Quitando un par de cosas que le dieron risa, le gustó. Adjunté el CV y rellené el formulario.

Nombre, dirección de correo electrónico, teléfono… ¿Mensaje?

“Hi there, I’m using Whatsapp”, escribí.

¿Cómo que mensaje?

¿Cómo nos has conocido?

Stepstone.

Enviar.

Es una empresa moderna y relajada. Escriben hablando de tú, y además escriben el tú pequeño. Rara vez encuentro así, y sólo lo hacen las empresas más relajadas. Parecen también divertidos. Encaja prácticamente todo. Ahora a esperar.

A tiempo parcial. Desde casa. También desde la oficina en Augsburgo. Es una alegría saber que hay ofertas así.

Y eso es todo. Ahora me toca cambiarme y conducir al Rewe a comprar leche para el Luqui, que ahora dice Daniela que bebe más y el brick no nos va a llegar hasta al próxima compra, y sorbete de limón.

Os deseo una buena nochebuena y una feliz Navidad. El lunes más. Ojalá recuerde comentar los cambios que he hecho en el sitio.

Subo esto sin releer, que si no se me va a llenar el supermercado.

Comentarios

7 respuestas a «Nochebuena alemana»

  1. Avatar de PrometoRegistrarmeUnDia
    PrometoRegistrarmeUnDia

    Feliz navidad! me gusta tu rutina nocturna y me estás haciendo sentir mal de verdad por no ser capaz de levantarme pronto y hacer ejercicio.

    1. Avatar de Javier

      Jajaja, dormir y abstenerse de hacer ejercicio también puede ser muy valioso. 🙂

  2. Avatar de Ramón
    Ramón

    Feliz Navidad Javier! Espero que encuentres la forma de disfrutar de esta noche en familia 😉 abrazo

  3. Avatar de Victoria
    Victoria

    Feliz Navidad para ti y tu familia, Javier. Son tiempos raros, pero tú tienes ahora mismo a tu lado una personita que comienza a mirar el mundo con ojos curiosos e ilusionados, y vosotros os llenaréis a cada momento de esa ilusión. Disfrutad!!!
    Y Feliz Navidad también a todos los que te siguen por aquí…

  4. Avatar de McGlor
    McGlor

    Felices fiestas! Espero que lo pases bien en la cena y te relajes con la familia. Saludines!

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