Miscelánea entre temas de bebesitos

Aprovecho un rato en el que Lucas está colgado de una teta y Daniela está, por tanto, también ocupada, para sentarme a escribir. ¿Qué tengo? ¿Veinte minutos? ¿Treinta? En fin, vamos a aprovecharlos. Siendo que vamos la mar de bien con el tema de las Cartas de los padres, vamos a hacer una recapitulación de temas que han ido surgiendo en las últimas semanas y que se han quedado fuera de estas páginas, básicamente, por falta de tiempo. Cámara, ¡acción!

El tiempo / The weather

Empecemos hablando un poco del tiempo, que eso siempre viene bien para desengrasar.

La semana pasada tuvimos algunos días primaverales de ensueño, llegando a superar los veinte grados con un sol radiante. Después, el cielo se encapotó, se desplomaron las temperaturas y el paseo de ayer por el cementerio tuvo lugar rondando los cero grados, con un viento gélido proveniente de las estepas rusas y una caída de copos de nieve continua variando solamente el tamaño de los mismos. Dos horas de esa guisa paseando entre lápidas, pero todo sea por darle un respiro a la sacrificada madre.

Hoy el cielo está azul y tendremos temperaturas de dos cifras. Dice la ranita del tiempo de Google que mañana se vuelve a torcer la cosa, pero parece que por fin vamos a tender consistentemente a la primavera. Tengo muchas ganas, como cada año, pero este año más si cabe porque estoy en general más animado debido a la continua reducción de dolor que vengo experimentando en particular en los últimos meses.

El Uncrunching / The Uncrunching

Sigo enderezándome los huesos y el cuerpo, recuperando la integridad del mismo, metiendo mis sensaciones físicas dentro de mis límites corporales, reduciendo el delirio. Sigo dándole caña al centro del Big Crunch, ese grupo de vértebras, últimas cervicales y primeras torácicas, que se llevaron la mayor parte del asunto. Como ahí van cogidos los brazos, sigo haciendo girar esas partes de mí entre los hombros y la columna vertebral, por debajo de las clavículas. Sentir moverse todo eso es delirante y, a veces, en la cama de madrugada, tras sentir dos partes de mi pecho deslizar una sobre la otra al hacer palanca entre el hombro y la cabeza contra el colchón, me quedo sobrecogido tumbado en la oscuridad con los ojos abiertos preguntándome qué va a pasar a continuación.

Sigo llorando. Lloro mucho. Llevo algunos días llorando cada día. Me alivia mucho. Y cada vez lo hago mejor. Podrías pensar que no hay mucho en torno al llorar: se llora o no se llora. Pero hay mucho en torno al llorar. Durante los últimos cuatro años he llorado cientos de veces y, por tanto, he tenido la oportunidad para aprender a hacer algunas distinciones en el proceso.

Pero sigo avanzando con el Uncrunching, y el día del Uncrunching total está cada vez más cerca. Me pregunto cómo haré para celebrarlo pero, después de siete años y un mes de proceso, tal vez sea solamente un día más.

La orientación laboral

Concluido el curso de orientación laboral, he sacado en claro que hay tres cosas que me interesan:

  • Terapia / coaching con PNL e hipnosis (¿Tera-coaching, mucho más que mega-coaching?)
  • Escribir (¿Tal vez libros? Por lo menos tengo uno que va cogiendo forma)
  • Tecnología (¿low code/no code?, ¿Wordpress?, ¿IA?, ¿Programación?).

Cómo combino estas tres cosas para hacer un trabajo sostenible, en eso estoy. Seguramente me busque un trabajo a media jornada y dedique la otra media a hacer algo sostenible de estas cosas.

Hace diez años, en el apogeo del Big Crunch, antes de volverme a España y enfrentarme finalmente al suicidio, el trabajo tenía la culpa de todos mis males. Algún día dejaría el trabajo, me dedicaría a otra cosa y sería feliz. Bueno, huelga decir que la realidad fue muy diferente. Y aunque mucho ha cambiado el asunto por el camino y el trabajo sigue siendo una parte importante de la vida, a medida que me recupero cada vez tiene menos importancia: me basta con algo con lo que estar ocupado, sentirme útil y ganar dinero. Pero bueno, si puedo trabajar en algo que disfrute, pues mejor. Y qué menos que intentarlo. Si me descuidara podría morirme sin haberlo hecho.

Wrapping up

Estoy terminando esta columna ya después de comer. Lucas terminó una teta y se dejó la otra, salimos a dar el paseo de rigor por el cementerio y regresamos apresuradamente para comer aprovechando que se había dormido. Se despertó, hubo que darle más teta y comimos en cinco minutos rezando para que no se pusiera a llorar. Lo hizo a la altura del postre. El cambio de pañal apenas reveló rastro de caquita.

¿Qué tal vosotros? ¿También tenéis ganas de ver volar el helicóptero marciano? ¿Tampoco podéis esperar al gran premio de F1 en Imola de la semana que viene?

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