La serie de fotos de grafitis

He tenido que buscar en Internet cómo se escribe grafiti. No hay que saberlo todo; basta con tener el suficiente interés como para informarse. ¿Cómo aprendes un idioma? Consultando el diccionario. Una palabra al día y en un año habrás aprendido 365. Podemos llegar muy lejos con un poco de trabajo diario.

Hoy es domingo. Tenía previsto saltarme las páginas matutinas de hoy. Ayer a la vuelta del grupo de estabilización, vine tan removido que llegué y, en vez de salirme mil palabras, me salieron dos mil. Dividí la historia en dos y la programé para ser publicada en los dos días siguientes. Gracias WordPress.

Hoy quería tomarme descanso. Escribo todos los días desde hace mes y medio. Más bien, he publicado todos los días. Lo que sí que quiero es relajarme un poco al respecto.

Me propuse hacer mil palabras al día durante tres meses pero me doy cuenta de que una parte de mí se está quejando. En lugar de forzar a esta parte de mí, de doblegarla a mi voluntad, prefiero escucharla y renegociar las condiciones del trato. Necesito a esta parte de mí y quiero que esté contenta, así que me doy permiso para tomarme días de descanso si así lo necesito.

Sin embargo hoy tengo poco en el plan y quería hacer una prueba con unas fotos que tomé ayer, así que he encendido el ordenador y aquí estoy otra vez haciendo unas páginas matutinas. Está bien, pero otro día en que me pille más a contrapié me permitiré tomarme un descanso.

Ayer, a la vuelta del grupo de estabilización, me salí de mi camino. Eso merece ser mencionado.

Es un lugar bonito, el Donnersbergerbrücke. Lo compartí ayer durante la cena en casa de unos amigos y me miraron como diciendo: “¿De verdad?”. Pero sí, yo lo encuentro bonito. Y eso es buena señal.

El primer día me equivoqué. Bajé del S-Bahn y subí al puente y eché a caminar en la dirección opuesta a la de mi destino. No es fácil orientarse mirando los mapas de Google cuando lo acabo de encender. Me di cuenta pronto de que estaba caminando en dirección contraria, pero a veces las equivocaciones nos permiten descubrir lugares y vistas que de otro modo permanecerían ocultas.

En mi camino habitual, la vista sobre el puente es anodina. Queda tapada por unos casetones de la Deutsche Bahn, la Renfe alemana. En el camino equivocado, en cambio, el puente discurre sobre un par de decenas de vías dando una bonita vista ferroviaria de la ciudad.

Pero el Donnersbergerbrücke, ese puente, es un lugar bonito. Al fondo se levanta un edificio de extraño color verde esmeralda. Es de la ADAC, el RACE alemán. Sus ventanas de variados tonos brillantes ofrecen un espectáculo arquitectónico excepcional sobre el horizonte de la urbe.

Calle abajo, un edificio con lo que parece una empresa de cosas informáticas, con pixel-art en las ventanas y un mensaje pixelado en el que pone “We’re hiring”. Interesante… ¿qué será lo que hacen?

Más allá, la enorme torre acristalada de Mercedes-Benz, repleta de coches metalizados expuestos frente a los amplios ventanales. No me gustan los Mercedes, pero el edificio es un espectáculo visual.

Y bajo el aburrido, hormigonado y sucio puente que conecta una ruidosa carretera de varios carriles con la ciudad, una colección de grafitis urbanos que son auténticas obras de arte.

Ayer fue mi último día en el grupo de estabilización. Seguramente habrá otro en noviembre, pero seguramente seguiré estabilizándome por mi cuenta. Y volviendo del evento, hice lo que no había hecho hasta ahora: salirme de mi camino de vuelta, cruzar la transitada calle y meterme bajo las tripas de hormigón para ver los grafitis más de cerca.

Pasé allí abajo unos quince minutos, con el teléfono móvil en la mano, yendo a través de los coches y del ruido, haciendo fotos de aquellas obras de arte urbano, disfrutando de aquel brillante talento, movido por algo sumamente agradable en mi interior.

Es raro. Es raro que yo haga algo así; que me salga del camino más recto, más eficiente. Ya me cuesta caminar, así que procuro maximizar lo que mis escasas fuerzas me permiten hacer. Pero no podía marcharme de allí sin pasear por aquel ruidoso, sucio y en ocasiones maloliente museo.

Aquí un ejemplo de lo que encontré:

Muestra de la insólita exposición urbana

El objeto de la foto, el grafiti, está infra expuesto. Quería descargar Lightroom para hacer unos ajustes, pero al parecer es de pago. Hay una versión de código abierto y gratuita de algo equivalente, Lightzone, pero no he podido encontrar un ejecutable para Windows. ¿Alguien me puede recomendar una herramienta sencilla y gratuita para el retoque fotográfico? Podría hacerlo con Lightroom desde el móvil, pero prefiero usar el monitor para algo así.

Estas pruebas son también para mí una oportunidad para ajustar el formato de lo que WordPress llama “imágenes destacadas”. El formato actual recorta mucho las imágenes.

En los próximos días iré subiendo la media docena larga de fotos que hice, acompañando las columnas que vaya publicando.

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