La revisión ocular

Me despierto. Tengo que ir al baño. Son las cuatro de la mañana. Normalmente maldeciría mi suerte, pero, esta vez, cuando me doy cuenta ya estoy en el baño. Me acuesto y me vuelvo a dormir. Me despierto. Ahora son las seis de la mañana. Si me vuelvo a dormir no me dará tiempo a completar un ciclo de sueño entero y me despertaré hecho polvo. Si me levanto, me dará tiempo a desayunar y ducharme antes de las siete y media de la mañana, momento en que tengo previsto ir al oculista.

Me levanto.

Así que, hora y media más tarde, salgo por la puerta duchado y desayunado. Mi familia todavía duerme. Hoy ni salgo a correr y ni practico yoga ni medito, y además me he levantado casi una hora más pronto de lo habitual.

Me han entrado un poco más en su sitio esas vértebras torácicas en las que tengo un enorme nudo. Me siento mejor. Todavía menos dolor. Puedo respirar más profundamente y, con cada respiración, los músculos me tiran menos de unos hombros menos retorcidos.

Salgo a la calle.

Ha nevado esta noche. Hay una fina capa de nieve por todas partes. Aunque el fuerte viento de anoche ha amainado, todavía sopla algo. Hace frío.

Camino casi media hora hasta el oculista. Cuando llego, tengo que ir al baño urgentemente, pero he llegado demasiado pronto, así que hago tiempo apretando la vejiga y camino por los alrededores con un ojo en el reloj. Y aquí es donde resumo un poco la historia porque han sucedido más cosas importantes que quiero compartir y sólo tengo unas mil palabras. Además suena como si Lucas no se fuera a dormir en el fular.

En resumidas cuentas, mis ojos están bien. Doy las gracias por ello. Doy las gracias por mis ojos, por mi vista y por poder ver. En dos años nueva revisión. He tenido que pagar 20 euros para que me comprobaran la tensión ocular, que no lo cubre la Gesundheitskasse, pero bien lo valgo. Con las pupilas dilatadas, camino de regreso entrecerrando los ojos porque la nieve brilla intensamente.

El viernes quedé con esta mujer que se dedica a hacer páginas web. Me contó que lleva poco más de un año y que tiene poca faena. Hace sus webs con Elementor, cuyo funcionamiento me estuvo enseñando. Caray, así sí que es fácil hacer un diseño. Pincho esto y lo arrastro aquí, aquí pongo esto, a esto le doy este espacio… Como el Full Site Editing de WordPress 5.9 pero ya rodado desde hace años.

La mujer me explica que, donde va pez, es en la parte técnica. Puede instalar plugins pero poco más. Hasta el formulario de contacto lo pone con Elementor. Quedamos en que, si tuviera alguna dificultad técnica, me contactaría. Si es grande, entonces me pagaría por ello. Si se repitiera con asiduidad, veríamos cómo trabajar juntos de manera ordenada.

Así que bueno, la cosa ha quedado en poco, pero me alegro de estar haciendo contactos, de ir y hablar con gente y de ir echando raíces. Todo cuenta y todo suma.

Hoy a las tres tengo entrevista telefónica con la empresa de alquiler de coches. Quince minutos, me han dicho.

Y por la tarde acompaño a mi cuñada peruana a hacer unas prácticas de conducción. Tengo que llevarla hasta el circuito del ADAC y supervisarla mientras hace sus prácticas. Me necesita porque debe ir acompañada de alguien con carné y también porque necesita alguien que le lleve de ida y vuelta. Para mí, una oportunidad de hablar español, de conducir un Mercedes la mar de chulo y de aprender a enseñar.

Y lo voy a dejar aquí ya, que estoy viendo el texto nublado y me está resultando bastante molesto escribir esto, además con la amenaza de tener que interrumpir en cualquier momento debido a mi vástago. Le debe de estar saliendo alguna muela, porque lleva un par de días bastante quejumbroso, el pobre.

¿Qué tal vosotros? ¿Qué tenéis de nuevo?

Comentarios

Deja una respuesta