Media hora. Eso es lo que tengo para sentarme aquí hoy y escribir. ¿Y acerca de qué voy a escribir? La verdad es que eso es, prácticamente, lo de menos. ¿A qué es curioso?
He vuelto a meter la pata.
Desde la semana pasada, la profesora del curso de orientación laboral nos envía, cada semana, un email con los datos de la Zoomconferencia para las dos citas de la semana. En ocasiones sueltas lo ha hecho antes.
Así que me levanto a las siete, desay… interrumpo el desayuno para cambiarle el pañal a Lucas, desayuno, me ducho y, cuando voy a usar los datos para conectarme a la videoconferencia, reparo en la hora de comienzo: 10 de la mañana en lugar de las 8:30 de rigor.
Podría decir que la profesora podría mencionarlo en clase. Podría decir que podrían mantener consistencia, por favor, en los horarios de clase. O podría asumir la responsabilidad del asunto y decir:
—Javier, por favor, fíjate más. Lee bien la información de los emails que te mandan. Presta más atención en general a partir de ahora. Que esto te sirva de lección.
Y es lo que voy a hacer. Mea culpa.
Presupuse que sería a la hora habitual, y eso que este tipo de cambios han ocurrido un par de veces antes ya. Javier, presta más atención. Presupón menos y pégate a la realidad para funcionar con ella.
Al margen de esto, ha habido algunas cosas acerca de las que he pensado que iba a escribir, como por ejemplo el último cohete de SpaceX o la energía requerida por el criptominado. Suelo hablar de cosas más personales, pues el Uncrunching requiere gran parte de mi tiempo diario y es a ello a lo que todavía me dedico con fervor. Me hice la promesa hace doce años largos de que dedicaría el resto de mi vida, si fuera necesario, a encontrar lo que me ocurría y ponerle fin y vaya si lo sigo haciendo. Como si fuera el primer día.
Pues sí, acaba de explotar el enésimo cohete de SpaceX, esta vez tras aterrizar. En esta ocasión subió hasta diez kilómetros de altura y regresó para tomar tierra. Luego explotó. Comparándolo con los dos anteriores, que petaron en el aire, esto es un avance, y cualquier avance es motivo de celebración. Después de todo, esto sí es ciencia de cohetes. Bravo por SpaceX, por su persistencia y por su filosofía ante los errores y las explosiones.
Criptominado.
Está de moda el Bitcoin. Ha vuelto a subir en su cotización, especialmente después de que Tesla comprara 1.500 millones de dólares en Bitcoins. El otro día leí que las granjas de criptominado distribuidas por todo el mundo consumen la energía de países como Argentina u Holanda (creo que era). Ciertamente impresionante.
¿Y qué me decís de la sonda Perseverance en Marte? Se me pasó hablar del aterrizaje. El artilugio, del tamaño y peso de un coche, se posó con éxito sobre la superficie marciana después de decelerar desde los 300.000 kilómetros por hora hasta los tres. ¡Qué prodigio de la ingeniería! Yo, para empezar, me pregunto cómo le aciertan siquiera al planeta. Me parece una auténtica maravilla. ¿Y esos cohetes con los que ha descendido para posarse finalmente desde una especie de grúa voladora cableada? Increíble.
Ayer tuve sesión de coaching. Como el coach no se manifestó hasta un mes después de que me hubieran prolongado la prestación, ahora estamos haciendo maratonianas sesiones dobles. Ayer me habló hora y media acerca de lo que es un Bussiness Plan. Me iba a explotar la cabeza.
En el horizonte temporal a medio año vista, tengo previsto combinar un trabajo a media jornada con un trabajo como autónomo, o como empresa, que ayer me enteré de que puedo fundar una por cincuenta euros. ESDLV Ltd., ya lo estoy viendo. ¿Y qué es lo que haría?
La verdad es que, básicamente, ahora mismo me interesan tres cosas: ayudar a la gente a salir de hoyos con PNL e hipnosis, escribir de las cosas que disfruto y la tecnología.
Me atrae mucho esta nueva ola del no-code/low-code, de programar sin saber código. Me gusta usar los ordenadores pero no necesariamente picar código ocho horas al día, así que esta nueva ola me resulta atractiva.
Escribir, pues bueno, ya sabéis lo que hago. En las últimas semanas crece en mí el impulso de escribir un título de superación personal, algo titulado “This way up (por aquí hacia arriba)”, que recogería lo que he aprendido en los últimos doce años acerca de la orientación en la vida y la superación personal.
Y la PNL y la hipnosis, pues bueno, me encantan. Para mí es ingeniería mental: organizar y usar recursos internos para la solución de problemas personales.
La pregunta es cómo doy forma a todo esto y lo bajo a tierra.
Pero ahora me toca curso y ni siquiera me va a dar tiempo a revisar lo que acabo de escribir, así que ruego comprensión y amor ante posibles gazapos. Gracias.
¿Os interesan estos temas? ¿Algo que compartir? Me vale si escribís para decir que estáis ahí y mandarme un abrazo.
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