El resultado del coronatest

Lo había olvidado; esta mañana puedo ya mirar el resultado del coronatest. Han pasado ya más de las 36 horas que me dijo la médico que tardarían los resultados en estar disponibles. De hecho, han pasado ya casi 48, pues ha transcurrido toda la noche entre estos dos hitos. En fin, voy a mirarlo.

Esta debe de ser una de las entradillas más emocionantes que he escrito en este blog. Venga, voy a mirarlo.

Negativo.

Negativo.

Fenomenal. Sonrío.

Qué bien, oye: ya puedo salir de casa. Hoy hace un día fenomenal, así que me iré a dar una larga vuelta. Llegaremos hasta los 25 grados.

Así que ya puedo terminar la cuarentena. Me voy a beber una Weissbier para celebrarlo.

Creo que tengo que avisar a algún organismo oficial. Revisaré el email que me enviaron de algún organismo estatal que se encarga del rollo este del coronavirus. Me comprometo a enterarme al menos un poco más de las cosas de ahora en adelante, como por ejemplo de qué organismo estatal me envían emails.

Y bien, negativo. ¡Ya estoy libre!

Estoy libre pero tengo por delante terminar esta columna y grabar y publicar el podcast de hoy, así que tengo faena. Me duele el culo de haber estado una semana sentado en esta silla. La espalda no, la espalda está bien. Tendría que hacer yoga para el culo.

Mencionaba Ed que echaba de menos el humor de ESDLV de antaño. Yo también, así que vamos a ir dando pequeños pasitos para integrar aquel humor con el Javier de hoy, que las cosas han cambiado mucho en los últimos doce años.

Ayer terminé por fin el exposé. Si no sabéis lo que es un exposé, entonces podéis escucharos el episodio 105 del podcast.

Quedó fino. Me ha llevado seis horas en total completarlo. La próxima vez lo puedo hacer en la mitad de tiempo, pues lo más complicado fue crear esta primera plantilla que podré reutilizar en el futuro.

Y me pregunto qué más os puedo contar.

Esta semana he tragado tele, YouTube, por un tubo. La esterilla de yoga ha estado toda la semana extendida en el suelo del comedor. Así, cuando terminaba la jornada laboral por la tarde, me marcaba mi sesión diaria de yoga. Luego un rato tumbado sobre la misma viendo la tele y deshaciendo un poco más el nudo entre mi cuello y mi pecho, cena y un par de horas más de ejercicios de suelo.

Normalmente, con Daniela en casa, tengo que racionar mis horas de suelo. Tengo que recoger la esterilla cuando no la estoy usando y sólo me puedo tumbar en el suelo cuando vemos un rato la tele después de cenar. En esta semana de cuarentena, me he puesto las botas. Todo tiene su parte buena. Hasta lo negativo puede ser positivo.

Uno de mis descubrimientos más estimulantes y agradables de la semana ha sido un canal de YouTube de un tipo que hace críticas y análisis de videojuegos. Tiene cientos de miles de visitas por vídeo y sus episodios son muy trabajados, alternando tomas de sí mismo hablando frente a la cámara con grabaciones de partidas y música de fondo, todo hecho con bastante buen gusto. He estado disfrutando de algunos monográficos, por ejemplo de Red Dead Redemption II y de The last of us II. Los vídeos, de unos 40 minutos de duración cada uno, son pequeñas obras de arte dedicadas al análisis estos videojuegos.

Me encanta YouTube. Estoy viendo un documental de un videojuego que me encanta. ¿Acaso no es algo maravilloso?

También he encontrado una serie, dentro del mismo canal, titulada “La leyenda del videojuego”, que es un recorrido a través de la historia del videojuego, desde las primeras consolas hasta la actualidad. Ayer vi un capítulo de 40 minutos acerca del la historia del Spectrum. Qué maravilla poder ir a través de todos aquellos videojuegos, de los que disfruté y de los que sólo vi en las revistas especializadas que compraba por entonces, mensualmente, esperando el momento en que salieran con completa devoción.

Os dejo por aquí un enlace al canal por si sois amantes de los videojuegos, que sé que alguno hay por aquí.

PostScript por Dayoscript

Y poco más. Esta va a ser una columna algo más corta de lo habitual, pues últimamente he seguido con la inercia de las mil palabras y me he ido cerca de esa cifra una y otra vez. Hoy lo dejamos en 750 palabras.

Fuente: Hello I’m Nik 🎞 desde Unsplash

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