Truco del almendruco comunicativo

Desde luego, con estos títulos, a nivel de SEO no voy a ir a ninguna parte. Google se va a volver loco. ¿Qué es un almendruco? Aunque es cierto que la inteligencia artificial cada vez es más inteligente, seguramente le lleve un poco más de tiempo llegar a hablar como mi abuela.

Sigo tragando sapos. Ya me he tragado el de hoy, aunque era cosa sencilla: apenas un email en alemán. Hoy he tenido suerte.

El de ayer fue algo más retador.

Antaño, en los mapas, cuando no se sabía lo que había allí, ponían una inscripción:

“Let there be dragons”

Yo lo habría traducido de otra manera, pero las traducciones que he encontrado van así:

“Aquí hay dragones”

Los rincones oscuros e inexplorados hacían hueco a la oscura imaginación humana. Aunque ya no cogemos barcos ni exploramos mares o rincones del planeta desconocidos, para todo lo que sigue quedando más allá de lo conocido, incluso aunque se trate de lo cotidiano… ahí sigue habiendo dragones.

Tal vez hacer que haya simplemente sapos ya es un “upgrade”.

Y al hilo de esta experiencia traga-sapos de ayer traigo un pequeño aunque potente truco comunicativo del almendruco.

En realidad es algo que ya había aprendido y practicado durante un tiempo, aunque de alguna manera lo olvidé y volví a caer en patrones antiguos y a volver a hacer lo que hacía antes, tal vez porque ahora me muevo en un contexto alemán y tengo que volver a practicarlo en este idioma.

La idea fundamental es sencilla: proporcionar un contexto a la comunicación.

Es una idea sencilla pero, a menos que dediquemos un poco de consciencia a darnos cuenta de esto, puede pasar desapercibida fácilmente.

Por ejemplo.

Ayer tenía que llamar al curso de orientación laboral para averiguar si iba a tener lugar online o presencialmente.

Podría haber llamado y haber dicho:

—Hola, buenos días. El lunes que viene empiezo un curso de orientación laboral y quisiera saber si va a tener lugar online o presencialmente.

Esa ha sido mi estrategia habitual hasta ahora, y en ocasiones incluso me ha cerrado puertas. La gente sabe de qué va pero no sabe de qué va. Con más información me pueden dar una respuesta mucho más personalizada.

Mi principal dificultad con esta estrategia viene de lo que en psicología se llama proyección: tendemos a creer que la experiencia de los otros es como la nuestra, y por tanto que responderán de una manera idéntica a cómo lo haríamos nosotros. Eso es, en el 99% de las ocasiones, erróneo.

Aquí hay dragones, pero resulta que eran sapos. Ahora resulta que son cachorritos. O conejitos.

Cuanto más nos acercamos, más adorables son.

Así que probé esta nueva estrategia, que ya conocía pero que esta vez me recordó Daniela:

—Hola buenos días. El lunes que viene empiezo un curso de orientación laboral y la cosa es que mi mujer está embarazada y estamos esperando un bebé para finales de enero y estamos siendo extremadamente cautelosos con esto del coronavirus y nos preocupamos y preguntamos si el curso va a ser online o va a ser presencial.

Nota por favor la diferencia. ¿Cuál es la diferencia que marca la diferencia?

Como mínimo le doy a la persona una oportunidad de ponerse en mi lugar, así como una explicación que le aclara desde dónde llego hasta esa pregunta. Eso reduce notablemente el número de interpretaciones que la otra persona puede darle. Además, me muestro vulnerable: me da miedo el coronavirus, especialmente por mi mujer embarazada y mi bebesito en camino. Soy humano. Mi consulta es perfectamente comprensible.

Y lo voy a dejar aquí aprovechando que me ha quedado bastante bien. Una columna relativamente breve, al punto, limpia y elegante.

Gracias por leerla.

¿Feedback de mejora?

No es un almendruco, pero servirá.

Comentarios

Deja una respuesta