P.C.R.

La verdad es que no sé a qué corresponden las siglas. Sé que así se llama ese test para la detección del covid, el que nos hacemos cuando queremos más certeza que la que ofrecen los tests rápidos, que, por lo que he oído, fallan bastante con la variante omicrón.

Resulta que no solo mi suegro está empeltado; también mi suegra. Parece ser que cogieron el bicho en una comida con unos amigos hace algo más de una semana. Esta juventud.

Nos hicimos un test rápido el viernes y otro el sábado. Salieron negativos, tanto los de Daniela como los mío. El del viernes del Luqui también, pero por lo tímidamente que le metimos el palito por la nariz, no diría yo que fuera muy definitivo.

Ayer la corona-app nos dio un aviso rojo. Eso significa que hemos tenido contacto reciente, en las últimas dos semanas, con alguien que se ha hecho un PCR positivo. Ya lo sabíamos; solo estábamos esperando a que llegara.

El aviso rojo nos da derecho a un PCR gratuito, así que ayer por la tarde nos liamos la manta a la cabeza y nos fuimos a una carpa en los alrededores de Augsburgo. ¿Síntomas?

Daniela dice que moquea mucho. Yo, la verdad, no lo veo. Por mi parte, me duele la cabeza y noto mucho calor, pero son síntomas que asocio con facilidad al uncrunching, pues ya los he vivido antes. Lo único especial es que ayer por la tarde me picaban los ojos. Por lo demás, ya digo: difícil de distinguir los síntomas de la enfermedad de los que provoca la auto-sugestión.

Fuimos para allá sin cita. Con cita teníamos que esperar al lunes, y el padre de Daniela nos dijo que él había ido sin ella.

Llegamos, nos detiene el portero. Necesitamos una cita. Me veo regresando otro día.

Al final el hombre se estira y nos deja pasar. QR-Code por aquí y por allá. Llegamos a una mesa con un chico joven.

El hombre es muy amable con nosotros.

Estoy asustado, la verdad. Podríamos tener coronavirus. No siento tanto miedo por mí sino por Lucas, que no está vacunado. Le llevo en brazos y mira y señala a su alrededor mientras grita “¡Uh!”, extendiendo el dedito en todas direcciones con el chupete en la boca. Un coche, un ventilador, una señora con gafas… Prácticamente todo es digno de “¡Uh!”.

Estoy asustado en medio del proceso de comprobar si tenemos corona, en una una carpa llena de coches, con ventiladores girando en el techo, gente por todas partes, sosteniendo a mi hijo en brazos y procurando hacerle la experiencia lo más llevadera posible. El hombre es muy amable, y resulta reconfortante. Casi me salta la lagrimilla.

Avanzamos. Nos recibe otro chico para hacernos la prueba. Primero Daniela, luego yo, luego Luqui. Este chico es también muy amable. Hace que el proceso sea más humano. Cuando nos despedimos, con Lucas en brazos, le miro a los ojos y le doy las gracias con el corazón. Saliendo de la carpa, estoy a punto de llorar. Su amabilidad, la de ambos, me ha conmovido. En el exterior, el sol brilla sobre el cielo azul. Todavía me emociono al recordarlo. Gracias.

Así que estamos a la espera de recibir los resultados, que podremos comprobar vía app. La verdad es que me gusta la aplicación.

Está bien hecha, resulta funcional. Es lo suficientemente sencilla como para moverse por ella y el diseño resulta agradable, con la información esencial presentada de una manera clara. Funciona y es útil. Ahora, seguramente lleguen los resultados esta tarde, mañana como muy tarde.

Esta mañana no salí a correr. Ayer por la tarde me dolía ligeramente la rodilla derecha, así que opté por descansar. Hoy la notaba mejor, y aunque era una oportunidad de oro para aprovechar el último día soleado de la serie antes de que empiece a caer agua y nieve, decidí quedarme en casa igualmente para proteger mi integridad y demostrarme que estoy atento y me cuido y me respeto. En lugar de salir a correr, simplemente yoga y meditación. Ahora, aprovechando que sigue durmiendo la familia, completo con la escritura de la columna de hoy.

Esta tarde tenía práctica de conducción con mi cuñada, pero hemos decidido abortar debido al giro de las circunstancias.

Además de eso, por fin hemos colgado la guitarra de la pared. Taladro, un poco de habilidad y mi segundo proyecto con agujeros ha sido un éxito. Después del armario del baño, cualquier cosa resulta más asequible.

Más allá de eso, mencionar que por fin nos hemos decidido y hemos comprado el sofá. Ikea, lo traen el viernes por la tarde. Supongo que podemos recibir un sofá en cuarentena.

Y, para terminar, decir que el viernes por la mañana tengo una videoconferencia con mi representante del INEM alemán. Me sorprendió recibir la cita. Hablaremos acerca de mi situación laboral. Bien, hablemos.

¿Qué tal el fin de semana? ¿Habéis pasado ya el coronavirus? ¿Qué tal fue?