Luca, the app.

Vientos huracanados azotan la región. Hasta 120 kilómetros por hora. El cielo está cubierto y a ratos llueve. Por lo menos, esta mañana teníamos diez grados al levantarnos.

Así que, hoy, por razones básicamente meteorológicas, practiqué una nueva sesión de yoga en lugar de salir a correr. Después, la meditación de rigor. Y más tarde, justo en ese momento en el que ponía el ordenador suavemente sobre la mesa de la cocina y tiraba a abrirlo para escribir esta columna…

Oí la puerta de la habitación de Daniela. Pero no oí la algarabía matutina habitual.

Daniela apareció. Sola. What?!

Lucas seguía durmiendo.

Recuperándome del shock, preparé el desayuno en silencio. Desayunamos. Desayunamos en calma y tranquilidad por primera vez en trece meses. Lucas no lloró hasta que me estaba terminando el zumo de naranja. Impresionante. Más de esto, por favor. Gracias.

Hoy tuve nueva sesión de terapia. Continúo progresando adecuadamente. Me noto más estable, con más bienestar. Más estable diría que es la cualidad más importante de las que estoy desarrollando. Ya no voy de aquí para allá sino que estoy ahí. Esto tiene muchos grados, tantos como infinitos, pero voy más y más hacia esto último.

Caray; iba a escribir grados y escribí gracias. Es el primer lapsus tecladus agradable de toda mi vida.

Esta tarde, sesión con Manuel. La redacción ya está corregida y con ganas de que llegue el evento. A ver qué se trae hoy entre manos.

Intercambié algunos tuits con SinnerBOFH. Me contó que se escucha dos episodios del podcast de ESDLV cada día, uno al ir en coche al trabajo y otro al volver. A veces se escucha alguno más entre medias. Caray, qué pasada. Me sigue sorprendiendo que alguien pueda disfrutar tanto de lo que hago, especialmente del podcast. Creo que me gusta incluso más hablar que escribir.

De hecho, hoy, en la hora de terapia, estuve básicamente hablando. Tenía muchas ganas de hablar. El simple hecho de hacer salir el aire y articular sonidos, hilar ideas, expresarlas de maneras ordenadas… Caray, hablar es una maravilla. Podría apreciar mucho más mi habilidad de hablar. ¿Acaso no es una maravilla poder hablar?

Ayer, de nuevo y tras el parón por la alarma del covid suegril, a golpear la pista de pruebas de la ADAC con mi cuñada a bordo de su SUV Mercedes. Vaya tanque. Y donde otros se pegan con su cambio de marchas, ella sólo tiene que empujar el acelerador. Esa parte ya la tiene dominada. Las demás partes, bueno, les va cogiendo el tranquillo.

Al llegar allí probamos la aplicación Luca. ¿Conocéis la aplicación Luca?

Aquí surgió a raíz del covid. De hecho, yo pensaba que era una alternativa a la aplicación oficial del covid, pero es otra cosa. Me la instalé para probar.

Al llegar a la ADAC, cada vez, tenemos que rellenar un papel con nuestros datos personales a la sombra del covid. Algo que diga: estuvimos aquí a esta hora y nos fuimos a tal otra y, si pasara algo, aquí están nuestros datos de contacto. Pues bien, esta aplicación, Luca, ahorra todo eso.

Tenemos que meter los datos una vez en la aplicación. Luego se escanea un código QR al llegar al circuito y nuestros datos de contacto se envían al ministerio de salud a la par que se inicia un cronómetro. Cuando nos vamos, se lo decimos a la app. Así queda registrado el tiempo que estuvimos allí y también nuestros datos. Interesante. Al menos nos sirve para ahorrarnos rellenar el papel de marras en cada visita. Lo mismo sucede en las visitas a restaurantes y similares, solo que estas… no las hacemos. ¿Se usa en España esta aplicación?

Hoy dejaré esto aquí, que tengo poco más que contar y me toca preparar la comida. ¿Qué comemos hoy?

Comentarios

Una respuesta a «Luca, the app.»

  1. Avatar de PrometoRegistrarmeUnDia
    PrometoRegistrarmeUnDia

    La verdad esq le tengo tirria a la aplicación de marras. Solo algna vez la tuve que usar para hacer check-in en algún restaurante y lo hice desde la web dando datos mitad verdad mitad falsos. Tuvieron un escándalo hace poco también en que no respetaron la protección de datos, pero no me enteré muy bien de que pasó.

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