La montaña negra

Ayer hicimos una pequeña excursión vespertina por al Schwarzenberg, la montaña negra. Queda a unos cincuenta kilómetros de Múnich, tal vez algo más, y nos lleva unos cincuenta minutos llegar hasta allí en el Renault Modus. Por cierto, aprovechar para dar las gracias a mis suegros desde aquí por habernos cedido gentilmente el coche.

No sé si conocéis el Renault Modus. A mí me parece una especie de Twingo moderno. Yo adoraba ese coche. Me encanta Renault por estas cosas.

En su momento, Renault lanzó el Twingo. Te podía gustar o no, pero era un coche rompedor. Un bombón de coche. Nosotros teníamos uno morado. Se decía que los Twingos eran como los pedos, que sólo gustaban al dueño. A mí me encantaba ese coche, y apreciaba ese atrevimiento de Renault para hacer cosas “cucas” y rompedoras.

Hoy, en esa misma línea, tenemos el Renault Twizy. Me encanta ese… ¿coche?

Biplaza, un asiento detrás de otro. Sin ventanillas. ¿Es un coche o es una moto? Un pequeño pero entrañable engendro urbano movido por electricidad. Para quien no lo conozca, voy a buscar y encontrar y poner una foto por aquí. Hecho:

Ojito al Renaul Twizy. Me pregunto cómo van las ventas.
Gracias a la Fuente

Mis suegros, en particular mi suegro, es fan de Renault. Tiene dos Alpines, uno trucado y el otro más de casa. Ahora se han comprado un Zoe. Así de modernos son. Como tienen cubiertas todas sus necesidades, van además compartiendo generosamente, y a nosotros nos ha caído el Modus.

Alguno dirá: “Bah, un Modus”.

Bueno, yo suelo comparar las cosas con nada, pues ahí es donde suelo empezar. Cuando tengo un plato de comida sobre la mesa, lo comparo con la ausencia de un plato de comida sobre la mesa. Eso me sirve la alegría y la apreciación en bandeja. En cuanto al coche, un Modus es infinitamente mejor que nada, así que, cada vez que lo veo, se me emociona el corazón.

Pero es que yo amo los coches, literalmente. Adoro el Polo que tiene mi padre y que ya alcanzó la mayoría de edad. Qué alegría cada vez que me subo.

En fin, disfrutando enormemente del viaje, pues los trayectos en coche son, con diferencia, la parte que más disfruto de los viajes, nos llegamos a la montaña negra.

Ayer era miércoles de agosto, y dado que la gente aquí está en Mallorca o en Canarias o en Turquía o similares, encontramos que había entre cinco y diez veces menos personas que la última vez que estuvimos allí, hace dos o tres meses. Subida a la montaña entre establos, árboles y vacas. Ascenso de tal vez una hora y media. En lo alto de la montaña un Cristo crucificado y una vista espectacular.

Foto artística con el Cristo asomando sobre el horizonte de la cumbre.
Fuente: Javier

Apenas encontramos gente por el camino y arriba, sentados en un banco junto a la cruz, estuvimos solos durante algo así como un cuarto de hora. Siendo un lugar bastante turístico, esto es algo llamativo y de agradecer. Y qué satisfacción ese hacer cumbre.

Luego de vuelta realizando el descenso.

No sé qué cansa más, si subir o bajar. Cansa de maneras diferentes.

Que resulte tan cansado a la subida se percibe muy natural y muy obvio. Pero que canse tanto al bajar, eso es muy llamativo.

Ese ir frenando el cuerpo a cada paso carga mucho los gemelos y los muslos. Tuvimos incluso que hacer algunas paradas para descansar durante el descenso.

Aprovechando el buen día que hacía, gélido pero soleado, tomé unas cuantas fotos, así que próximamente haremos una serie de la montaña negra. No es nada especial, ya os digo, un picacho para domingueros de medio día, pero incluso así tiene sus rincones bonitos.

Mencionar que, a la vuelta, paramos en una gasolina y vimos que tenía cargadores Tesla. Es la primera vez que los veo en una gasolinera. De hecho, seguramente es la primera vez que los veo. Se ve mucho Tesla por aquí.

Y hablando de Tesla, otra empresa de Elon Musk, Space X, ha traído de vuelta esta semana a los dos astronautas que mandaron a la estación espacial internacional. Afortunadamente todo ha ido bien. Espectacular ver la cápsula caer, cómo se abren los paracaídas y cómo se precipita sobre la superficie del océano.

Además de eso, han hecho una prueba con esa nave que están desarrollando ahora, esa que parece un silo para almacenar grano contrachapado en aluminio. Impresionante ver el enorme cilindro elevarse 150m sobre la superficie y volver a descender hasta posarse. Dentro vídeo.

Y poco más. Siguen subiendo los infectados en España, siguen bajando las probabilidades de que pase algo de tiempo allí este verano.

Mencionar que el otro día envié el currículum para otro puesto de trabajo, de Educational Content Creator. Piden un C1 de alemán, que tengo, y dominio del español, que estoy trabajando ello. Usan WordPress y quieren alguien que cree contenido en forma de documentación para diferentes clientes. Piden afinidad por la técnica, que tengo, y alguna cosa más, que también tengo. Así que les envié un currículum y una carta de presentación. Me sorprende que no me haya llegado un acuse de recibo, aunque no es la primera vez que me pasa.

Por lo demás, estamos considerando cuáles son nuestras opciones para salir de casa en los próximos días. A mí me da igual. He pasado los últimos doce años metido en casa, y este estado de alarma es para mí una prolongación del estado de alarma que he vivido en los últimos treinta años, pero Daniela necesita salir de casa, así que a ver qué montamos. Seguramente pasaremos unos días en la casa del bosque aprovechando que, por primera vez en todo el año, el pronóstico del tiempo da cinco días de sol uno detrás de otro.

¿Qué planes tenéis vosotros para este verano?

Comentarios

4 respuestas a «La montaña negra»

  1. Avatar de Rosana

    He pasado los últimos doce años metido en casa, y este estado de alarma es para mí una prolongación del estado de alarma que he vivido en los últimos treinta años.

    Igual por aquí. Si he aguantado 30 años, unos meses más no me agobian. De hecho el lockdown fue mi época más tranquila en años. Ya no me sentía culpable por no hacer aquello que se supone que tienes que querer hacer. Esta experiencia me ha hecho ver que mi dolor me ha dado también mi súperpoder. Veo a la gente muy agobiada o directamente haciendo lo que no se debería hacer porque no aguantan y yo simplemente les miro, entendiendo y apreciando todo el trabajo que llevo detrás.

    Por otro lado, teslas se veían un montón al norte de copenhague hace dos años. Allí la gente está forrada. Lo que me sorprendió más que eso es ver en todo el centro de copenhague varios puntos de carga para coches eléctricos. Son por cosas como esta que nos llevan décadas de ventaja.

    1. Avatar de Javier

      Sí, a mí también me ha sorprendido ver lo mal que lo ha llevado mucha gente. Vi filón para un curso de “Cómo quedarse en casa y disfrutarlo”.

      Muy chulos los Tesla. Y eso es un interior futurista, no lo del BMW i8, que parece un interior moderno diseñado a finales de los 80.

      Gracias por el comentario, Rosana.

  2. Avatar de Ed
    Ed

    Me flipaba el Renault Twingo cuando salió. Era un minimonovolumen, tipo el Renault Space pero mas pequeño que un Renault 5/Clio.
    Por dentro me parecía gigantesco y luminoso (gracias a su parabrisas panorámico y sus ventanas grandes) alucinaba con su tablero digital, asientos abatibles, su modularidad, mas original imposible, nada que ver con mi Renault 7 heredado.
    El Renault Alpine ya son palabras mayores. De pequeño lo flipaba con un Renault Fuego que había en mi barrio, era lo máximo en deportividad, casi casi como un Ferrari Testarosa a los ojos de un niño.Ahora veo las fotos y me recuerda al Renault 11 tuneado.
    Gracias Javier por traerme este recuerdo.

    1. Avatar de Javier

      Jejeje, gracias a ti por dejar el comentario.

      El Renault Twingo era una pasada, rompedor en muchos sentidos. Me prestó un gran servicio en Nantes y alrededores, además de a lo largo de los años. Hoy en día ya ha perdido su espíritu original.

      El Renault Fuego era, efectivamente, lo máximo en deportividad de barrio.

      Un abrazo 🙂

Responder a Rosana Cancelar la respuesta