La Angelegenheit

Es lunes por la mañana y tenemos planeado irnos a Augsburgo a pasar el día. Mi sobrino alemán celebra su cumpleaños, así que vamos a celebrarlo con él. Quince años. Más o menos así era yo antes de estar a punto de morir y quedar gravemente herido. Pero oye, sobreviví, y por eso doy gracias. Este cumpleaños puede ayudar a darme una nueva perspectiva, más constructiva, del Big Crunch.

Pero quiero empezar la columna mencionando algo importante, y es que parece que lo de liquidar sapos de buena mañana se está convirtiendo en algo “por defecto”.

Hace unos años tendía a posponer las cosas. Cualquier cosa que me resultara desagradable, la dejaba para el futuro. Cuanto más lejos mejor.

Desde hace unos meses, trabajo para liquidar estos sapos lo más pronto posible. Y me doy cuenta de que, en estos últimos días, se está convirtiendo en algo natural, como en el “modo de fábrica”. ¿Para qué dejar esas cosas desagradables flotando en mi mente más tiempo cuando podría acabar con ellas ahora y ponerlas detrás de mí? Se siente lo más natural, hasta con un cierto aire de urgencia. ¿Este marrón? Lo quiero fuera. Pero ya. ¿Para qué otra cosa?

Algo llamativo también es el asunto de las duchas frías.

Llevamos ya aproximadamente tres semanas duchándonos con agua fría desde que se estropeó la caldera y decidimos que no valía la pena gastar tanto dinero en repararla dado que la van a cambiar cuando salgamos de aquí a final de mes. Desde entonces, cada mañana, ducha fría.

Es curioso que ya, después de tres semanas, apenas me hago pensamientos al respecto.

Toca ducha. Abro el grifo. Sale fría, claro. Pues nada, ahora toca meterse debajo. Y podría resistirme de muchas maneras diferentes, pero… ¿para qué? Si al final habrá ducha fría igualmente.

Y da igual si hace frío o si hace calor, si ha salido soleado o si ha salido nublado. Abro el grifo y me meto debajo de la ducha. Un par de bufidos y a otra cosa. Es muy interesante. Está resultando en una experiencia muy educativa.

Por cierto, hablando de cosas. Ayer me enteré de cómo se dice “cosa” en alemán: “Angelegenheit”. Esa es una palabra grande para tan poca cosa.

A veces preparo, con una Blätterteig, que voy a tener que buscar la traducción… hojaldre, rediós, una especie de cruasanes rellenos de queso feta y espinacas. Se prepara relativamente rápido y así comemos espinacas. Pues bien, ayer no teníamos feta y usé emmental, y además hice poca mezcla y salió mucho más hojaldre que otra cosa. Daniela definió el resultado como:

“Eine trockene Angelegenheit”

“Una cosa muy seca”

Y así aprendí que Angelegenheit se puede usar como “cosa”. Ya digo, mucha palabra para tan poca cosa, pero una cosa muy útil porque lo oigo a menudo, y por eso le pregunté.

Por cierto, voy a patentar un nuevo pegamento a base de emmental y espinacas. Qué cosa. Incluso después de toda la noche a remojo, sacar el engrudo del cazo ha sido toda una Angelegenheit.

En fin, lo voy a dejar aquí, que ahora me toca preparar la logística de la expedición. Como novedad incluimos el potito de papilla casera de zanahoria, la favorita de Luqui. Quería hablar de más inteligencia artificial y en particular de Dall-e y de GitHub Copilot, pero eso será tal vez mañana, si la Angelegenheit no se tuerce.

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