Intento de media tarde de Luqui de siesta. El público está expectante. El bebesito se da una buena mamada y se queda entre medio aturdido y somnoliento. Su padre aprovecha, mientras el tiempo aguante, para marcarse una columna rapidita.
Ayer me pasé como una hora enredando con la red local de casa. En breve: los aparatos se caían una y otra vez. Una vez conectados, al poco perdían la conexión y después se quedaban esperando una IP como quien espera el mes de Abril (¿se escriben los meses con mayúscula? ¿Hemos hablado ya de esto? ¿Cómo es que me importa?). Luqui ruge en la lejanía. Esta columna podría llegar a su fin en cualquier momento. Al menos a su pausa con paseo con un frío que pela.
Después de una hora de hacer pruebas, decidí coger el coche, largarme al Mediamarkt y comprar un nuevo repetidor. Me había hecho por algún motivo la idea de que me costaría unos 15 euros y para qué sufrir más.
Así que tomé el coche y me eché a la autovía o lo que sea que pasa por aquí cerca y lleva al Mediamart en cosa de poco más de diez minutos. Allí, pronto encontré una estantería llena de repetidores. Iba a decir que de todos los tipos y marcas, pero, básicamente había dos tipos, los que repiten por la corriente eléctrica y los que repiten por el espectro electromagnético, y dos marcas, Fritz! y Tp-Link. Me sumergí, con gran ignorancia, en el mundo de los repetidores.
Por enchufe, descartados. Sé muy poco de ellos. Me gustaba el que teníamos, que repetía la wifi como si fuera un router que no era un router. Eso sí; me gustaba mientras funcionaba, ahora no. Pero me gustaba el concepto.
En cuanto a marcas, Fritz! descartado. Había funcionado muy bien durante un tiempo pero era el momento de probar algo nuevo. Tp-Link.
Luego la sorpresa, que ya intuía viniendo, de que los hay que trasiegan diferentes caudales de datos. Ya me había dado cuenta de que nuestro actual sólo tiraba de la banda de 2GHz, mientras que nuestro router maneja esa y la de 5 GHZ, que saca mucho más caudal. Teniendo en cuenta que tenemos 1 Gb de conexión que pagamos como tinta de impresora, había que comprar algo que pudiera manejar algo así. Al final me decidí por un TP-Link de unos 850 Mbps y que cantaba unos 34 euros.
Regreso, desempaquetado, enchufado a la pared. Aspecto blanquecino con lucecitas azules y buen diseño, como si fuera un repetidor de Apple, un iRepeater. Botón WPS, baja al sótano, botón WPS del router… lucecitas parpadeando. Tenemos power, tenemos WLAN, tenemos 2GHZ y tenemos 5GHz. Nos falta un Gigowatio para volver a 1990 y salvarnos del Big Crunch, pero lo que es conectividad wifi local, la cosa pinta muy bien.
Han pasado ya más de 24 horas. Los diferentes cacharros han permanecido sólidamente conectados a la red. El test de velocidad de Google me ha dicho que tengo una “conexión excelente”.
Misión cumplida.
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