Hoy es mi cumpleaños. El día comenzó muy bien: me levanté algo antes de las ocho, me vestí las calzas y salí a correr. Llovía pero poco, y el amanecer vistió los reflejos de lluvia sobre el asfalto en bellos tonos rosados y anaranjados. Daniela y Lucas se levantaron a las nueve, así que pude meditar tras la carrera y todavía quedarme un rato tumbado sobre el suelo intentando terminar de ensamblarme las vértebras como regalo de cumpleaños. Fracasé, aunque valoro la intención.
Tras desayunar, recibí la llamada de mi familia alemana, la que todavía cree que me alegro celebrando mi cumpleaños. Y estoy aprendiendo a hacerlo.
Durante años, cumplir años fue un horror para mí; una exaltación de la profunda agonía de mi existencia. La gente me llamaba y yo me sentía de tal manera que hubiera podido deprimir a un payaso. Con el tiempo, dejaron de llamar. Lo comprendo.
El caso es que hablé con mi suegro y le di la buena nueva: los tornillos del armario-espejo del baño estaban en su sitio y sólo quedaba colgarlo, que si me podía echar una mano. Me dijo que me llamaría antes de venir.
Llamó un rato después. Se pasaría con su hijo y, entre los tres, colgaríamos el armatoste.
Todo iba bien hasta que subimos el trasto a lo alto de la pared y pude comprobar que los tornillos no encajaban con los ganchos.
¿Cómo podía ser?
Había tomado un trozo de corcho, lo había puesto bajo los ganchos y había marcado sobre el mismo los puntos en los que debía atornillar. Luego había llevado el trozo de corcho a la pared y había vuelto a transportar las medidas.
Una revisión concienzuda posterior me explicaría que, aunque el armario en su parte frontal es simétrico, por algún motivo los herrajes, cuatro, se encuentran a distancias asimétricas. Incluso así… ¡¿Cómo?! ¿Volteé el corcho en algún momento?
YCreo que, si no hubiera sido mi cumpleaños, mi suegro me habría dado un puñetazo en la nariz. Mientras yo asimilaba la situación, salió por la puerta. Pensé que a tomar aire, pero al rato volvió con un par de tacos nuevos que encontró por el sótano.
Así que taladramos dos agujeros nuevos, metimos los nuevos tacos y enroscamos los tornillos dentro. Rezando, alzamos el trasto una vez más para comprobar que, esta vez sí, los cuatro ganchos coincidían perfectamente con los herrajes del armario. Lo dejamos reposar contra la pared.
Tenía buen aspecto. Quedaba hacer la conexión eléctrica con los cables que salían de la pared. Eso se haría, aproximadamente, de alguna manera.
Esto describe la “precisión” con la que he llevado a cabo el proyecto. Esa es la lección que, de algún modo, me regalé en mi cumpleaños.
Pero quedaba la segunda parte del asunto.
Sobre el lavabo, que ya está alto, tenemos un grifo también bastante alto. Para asegurarme de que lo salvaba, colgué el armario con una cierta holgura. Resumiendo: mi cara queda justo en medio del espejo y la de Daniela… no. Ella, como en las fotos chungas, sale cortada por la barbilla.
Inaceptable.
Esto implica: volver a bajar el armario, volver a medir, volver a hacer cuatro agujeros, volver a colgar el armario. Eso si todo va bien.
Así que invoco aquí vuestras capacidades de Bricomanía.
La idea es bajar el armario como unos cinco centímetros, de modo que quede más a ras del grifo y Daniela pueda ver su cara completa en el espejo. ¿Existe alguna manera de evitar tener que hacer más agujeros?
Se me ocurre algo así como una pletina alargada que en un extremo tenga un agujero, para colgarla de los ganchos, y en el otro tenga a su vez un gancho, para colgar el armario del mismo. ¿Existe algo así? Como el armario está colgado en su parte superior y muy alto, la chapuza quedaría oculta evitaría tener que hacer cuatro agujeros más. Funcionalidad al poder.
Joder, qué vergüenza…. el ingeniero. No me lo podía creer cuando he visto que los agujeros no encajaban… Ay Dios. Menos mal que no ha sido la rampa de lanzamiento del transbordador espacial.
Menudo cumpleaños. ¿Cómo hacer que mejore el resto del día?
Pero bueno, la lección me la llevo. Y será de mucho valor en el futuro.
Más precisión, Javier. Más precisión.
¿Alguna vez la habéis liado así de gorda?
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