El edificante caso del sitio web que caía en los rankings de Google

Me siento en la cocina tras salir a correr y meditar durante media hora. La familia duerme todavía y tal vez me dé tiempo a terminar la columna de una. Hoy, además, es una de esas columnas que ya vienen con su título. Largo, pero título. Vamos allá.

Llevo un par de años escuchando el podcast de Joan Boluda, Marketing Online. No los he oído todos, los capítulos, pues lleva ya más de dos mil, pero sí que he escuchado la mayoría. El verano que vi a mi padre por última vez, por ejemplo, mientras conducía a España, me acompañé durante buenos ratos del podcast. Tal vez hasta tengo algún talento para el marketing. Mi padre me decía que a él se le daba muy bien.

Aún así, si me preguntaras, diría que no sé nada de marketing, y tampoco de marketing online. Tal vez conozco mucho, pero apenas tengo experiencia.

Ahora, algo de experiencia sí que tengo: la que me da mi propio blog. Y algo de conocimiento sí que tengo, el que me da Boluda. Por cierto, gracias a este hombre por la generosidad con la que se comparte.

El caso es que Boluda, en su podcast, los miércoles, presenta un caso de éxito de sus consultorías. Lo hace muy gracioso. “¡Que entre Perry Mason!”, grita, y pone la música de la serie (“¿Qué hay de los derechos de autor?”, me pregunto). Pues bien, en la misma línea, y también relacionado con el marketing online, traigo hoy “El edificante caso del sitio web que caía en los rankings de Google”.

La mujer con la quedé el viernes pasado, la desarrolladora web, me envió un Whatsapp para hacerme una consulta. Precisamente el día anterior me estaba preguntando si alguna vez me contactaría siquiera.

Me contó que tenía un cliente que era profesor de batería. Le había hecho la página web nueva y, en las últimas semanas, estaba cayendo en picado en los resultados de Google. Antes estaba bien posicionada para lecciones de batería en Augsburgo y ahora… no. Que si le podía echar una mano.

¡Ostras! Mi primer caso y se trata precisamente de un asunto de SEO. ¿Qué sé yo de SEO? ¡Nada! Mierda, qué desastre.

Para quien no lo sepa, SEO son las siglas de Search Engine Optimization, aunque aquí estáis todos bastante resabiaos en asuntos interneteros. Optimización para motores de búsqueda.

Así que le respondí más o menos así:

“Hay dos plugin para WordPress muy usados: Yoast SEO y Rank Math, este último de Automattic, la empresa tras WordPress. El primero es muy completo aunque muy pesado. Lo más importante es que esté adecuada la descripción de la página y las palabras clave. Al margen de eso, el SEO es todo un campo en sí mismo y yo diría que queda fuera del desarrollo web, pues hay especialistas que se dedican a eso”.

Bueno, resultó que sí que sabía algo. Pero tampoco era gran cosa. La verdad es que me sentí un poco mal por terminar tirando balones fuera y tratar de salvar mi culo, pero por lo menos podía probar con los plugins. Después de todo, ni siquiera iba a cobrar por el soporte.

Me respondió al cabo de un rato. Me dijo que se sentía responsable porque había hecho la página web y le había dejado el posicionamiento peor de lo que estaba.

Le dije que lo entendía. Yo me hubiera sentido igual. ¿Qué más podía hacer? Empecé a hacer preguntas.

¿Cuál era la dirección del sitio web? ¿Cómo rankeaba antes? ¿Cómo rankeaba ahora? ¿Cuáles eran las palabras clave? ¿Cómo había sido el proceso de desarrollo? ¿Había estado el dominio vacío durante algún tiempo?

Me pasó la dirección del sitio. Cargué la página principal.

Era una de las webs que me había enseñado durante mi visita. Estaba chula. La mujer tenía buen gusto para el diseño. Eso lo podía apreciar.

Botón derecho del ratón. Ver código fuente.

Eché un vistazo al código sin saber muy bien qué buscar. En seguida algo me llamó la atención en el head.

Las páginas web tienes dos partes fundamentales: el head y el body; la cabeza y el cuerpo. En el cuerpo está el contenido y en la cabeza va información acerca de la página, por explicarlo de alguna manera.

En el head van, por ejemplo, las llamadas meta-etiquetas, que son etiquetas con información acerca de la página. Una de ellas, la meta-etiqueta robots, me llamó la atención.

Tenía dos valores: nofollow, noindex.

Eso olía a chamusquina, pero no estaba seguro. Tenía que investigar un poco más. Seguí la pista.

Un poco de investigación confirmó mis sospechas. nofollow sugería a los robots de búsqueda que no siguieran los enlaces de la página, y noindex que no la indexaran. Leí la documentación de nuevo en español como cuando tengo que sumar dos y dos y cojo la calculadora para asegurarme.

Me quedaba por confirmar el asunto.

WordPress tiene, entre sus ajustes, una opción que dice algo así como:

“Disuadir a los motores de búsqueda de indexar este sitio”

Bien podía estar esa opción activada. Pero… ¿de indexar este sitio o también de seguir los enlaces?

Nueva búsqueda investigadora y confirmación: la opción añade las dos etiquetas. Tate, tenemos un sospechoso. Ahora hay que confirmar con esta mujer.

La mujer me confirmó que la opción estaba seleccionada, así que, al 98%, teníamos el asunto solucionado. Le dije que cambiara la opción y me avisara.

Es un error común. Lo sé por Boluda. Activas la opción para que los motores de búsqueda no indexen el sitio mientras lo estás construyendo en línea y, cuando finalmente has terminado y la página queda inaugurada, se te ha olvidado anular la opción y, cuando llega Google, se salta el sitio. La página va cayendo entonces en los rankings de resultados y en el olvido.

La mujer me avisó. Revisé el código. Eso tenía mucha mejor pinta.

“¡Muchas gracias!”, escribió en alemán con un emoticono así, con las dos manitas juntas.

Genial. Me alegré muchísimo de haber podido resolver el entuerto.

—Apunta lo que has resuelto y el tiempo que te ha llevado —me dijo Daniela.

Apunté la fecha, el asunto, la solución y el tiempo que me había llevado: 45 minutos.

Este asunto me ha enseñado tantas cosas juntas que las lecciones todavía se atascan en mi interior.

Estudié Ingeniería Industrial. Estudié durante diez años antes de, tímidamente, ponerme a trabajar. Aunque me hubiera llevado cinco años. Me quedé con la profunda inconsciente convicción de que tengo que estudiar durante un lustro antes de poder trabajar en algo. Hoy, antes de ponerme a hacer páginas web, lo tengo que saber todo.

Esta mujer me enseñó que no, que sólo hay que empezar. Que sólo tengo que poder aportar algo valioso.

De ella me fascina que, sabiendo muy poco, se ha echado al ruedo. La pobre no tiene ni idea de asuntos técnicos. E incluso así está haciendo páginas web. Afortunadamente, sabe tan poco de técnica que yo puedo aportarle mucho, incluso con lo poco que sé. Ahora, tal vez sepa incluso más de lo que sé que sé.

En fin, me pregunto con qué recurrencia me contactará, qué podré aportarle y si, finalmente, llegaremos a hacer negocio juntos. Estaría genial, pero eso queda potencialmente en el futuro a la espera de desarrollarse, o no. Mientras tanto, hoy me toca hacer la compra y, por la tarde, nueva sesión de conducción en el circuito del ADAC. A ver si mañana me acuerdo de escribir acerca de ello.

Comentarios

2 respuestas a «El edificante caso del sitio web que caía en los rankings de Google»

  1. Avatar de Ramón
    Ramón

    También puedes echarle una mano a Google. Hay una herramienta, Google Webmaster, y ahí puedes subir el sitemap de la web para indicarle a Google las páginas que debe indexar. Y luego te sirve para analizar cómo llegan los usuarios a la web, a través de qué búsquedas, en que posición se encuentran tus páginas… Espero que te sirva.

    1. Avatar de Javier

      Uso el plugin XML Sitemap. Creo que hace precisamente eso. Me pregunto si es así.

      Gracias Ramón.

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