Buf, hoy me urgía otra vez esto de escribir. Son las nueve y media de la mañana y ya estoy aquí sentado, con la vista todavía enfocándose en la pantalla, haciendo correr el cursor sobre la pantalla en blanco. Ni siquiera me he cepillado los dientes.
Hoy es domingo, día del Señor. ¿Domingo en minúsculas y Señor en mayúsculas? El complemento corrector del navegador a veces hace alguna cosa rara. Por ejemplo ahora se queja de que he escrito domingo en mayúscula. Colega, ¡que es principio de frase!
En fin, hoy me desperté preguntándome qué iba a escribir. Desde luego mi compromiso con esto es destacable. El caso es despistarme del doloroso nudo en mi espalda, en la parte alta del pecho.
Daniela viene, me da un beso y me dice que se va al baño. ¡Ayer anuncié el regreso de ESDLV!
Lo anuncié por escalones, ordenadamente: primero a mi familia, luego a los patreones y hoy lo comunicaré al público general. Es una buena señal que haga estas distinciones. Esto es relativamente nuevo para mí.
Ya hay incluso hasta un par de comentarios que estoy deseando responder. Y además hasta conozco a los comentaristas, a uno de ellos incluso personalmente. Me siento como si tuviera un local de encuentro y lo estuviera reabriendo y alegrándome de ver a los habituales regresar después de muchos años. Estoy muy contento. Gracias por estar ahí. Gracias por la compañía.
Reculo un poco, hago la primera letra de la columna gigantesca, retomo el hilo.
Ayer fue día de bricolage casero. Estuvimos, por ejemplo, trabajando en una extensión de las cortinillas o estores del dormitorio.
Vivimos en un edificio antiguo. Las ventanas son verticalmente muy alargadas. Compramos unos estores para comprobar con desazón que no bajaban hasta el final de la ventana, sino que dejaban unos veinticinco centímetros al descubierto. Ayer, después de año y medio, nos pusimos por fin manos a la obra. Hubo que hacer varias iteraciones a la solución inicial para llegar a un resultado satisfactorio. Pero ¿acaso no es así en la vida?
Por lo demás, pasé varias horas tumbado en el suelo metiéndome las vértebras en el sitio, deshaciendo el nudo en mi espalda y haciendo girar las articulaciones de los hombros todavía un poco más. Mientras lo hacía, me distraía del dolor y de la angustia viendo vídeos en YouTube.
Me encanta YouTube. Me encanta la infinitud de canales. Me encanta poder encontrar a gente hablando de cualquier cosa. Últimamente me ha dado por los cohetes. Después de pasar casi tres décadas viendo las estrellas, ver cohetes parece un paso natural en mi regreso al planeta Tierra.
Creo que fue esta semana, como mucho la anterior, que SpaceX lanzó su primer vuelo tripulado llevando dos astronautas, “Manitas” y el otro no recuerdo cómo se llama, a la estación espacial internacional. Vaya hito.
Recuerdo haber flipado viendo los primeros aterrizajes de cohetes reutilizables. La cosa parecía irreal.
Para quien no lo sepa, SpaceX es una de las múltiples compañías fundadas por Elon Musk, también fundador de Tesla. Siendo que a mí una de las cosas que más me molestan en el mundo es el humo de los coches, me alegra de la hostia que alguien se haya puesto las pilas con el tema de los vehículos eléctricos hasta el punto de revolucionar la industria. Aún me parece que todo esto va demasiado despacio, pero bueno, para estar tumbado sobre el suelo viendo vídeos en YouTube, me resulta excesivo quejarme.
El caso es que uno de los hitos logrados por SpaceX consiste en recuperar los cohetes enviados a la estratosfera. Los cohetes impulsan la cabina o como sea que se llame y, cuando el conjunto sale de la atmósfera, la cabina sigue su curso y los cohetes se desprenden e inician su regreso. Es irreal.
Se dan la vuelta, inician un descenso controlado en caída libre y se dirigen de nuevo hacia la plataforma de lanzamiento. Cuando están a unos cientos de metros del suelo, activan sus propulsores y amortiguan la caída hasta posarse, automática y suavemente, sobre la superficie de la tierra. O sobre una bamboleante barcaza en mitad del mar. La primera vez que lo vi me invadió una impactante sensación de surrealismo.
Mira, voy a buscar un vídeo del asunto y lo incrusto en el texto, y así vemos cómo queda y seguimos completando fases de prueba en este lanzamiento de ESDLV. Así me puedo sentir un poco como Elon Musk, que mira que hace cosas molonas el tío. Sólo pido que le aguante la salud, que con el tute que se da me pregunto lo que va a aguantar hasta la próxima crisis.
He rebuscado algunos vídeos y al final me he decidido por este. Son cinco aterrizajes, en tierra y en mar. El segundo sale rana y el cohete explota. Al parecer esto ha ocurrido muchas veces durante el desarrollo. Tampoco está el doble aterrizaje simultáneo de los cohetes del Falcon Heavy, que es para flipar con natillas, pero el vídeo en sí es bastante ilustrativo del flipe generalizado que quiero ilustrar. Parece que los cohetes estén pintados por ordenador e integrados en el paisaje.
Aquí me quedo preguntándome si hablo más acerca de las cosas que veo en YouTube. Últimamente me ha dado también por ver descensos de vehículos rodantes sin motor. Es una cosa bastante extraña, pero es definitivamente una de las ventajas de YouTube: se puede ver cualquier cosa. También he visto de los Slow Mo Guys, un par de tipos que se dedican a romper cosas y a filmarlo con cámaras que graban a decenas de miles de fotogramas por segundo. Es curioso que, como dicen, “todo se ve mejor a cámara lenta”.
En fin, tal vez otro día haga un especial de selecciones de YouTube. Hasta yo tengo mi propio canal donde últimamente he estado subiendo algunos vídeos grabados con el dron. Me entretiene mucho hacer la edición de las imágenes, añadirles música, ponerles los créditos. Es una edición muy sencilla y de principiante, pero me entretiene mucho. En esta época en la que estoy reorientándome laboralmente, más perdido que un pulpo en un garaje pero al menos consciente de ello, es importante que me dé cuenta de lo que me agrada hacer. Desactivar bombas en forma de ticket informático queda ya descartado. ¿Qué toca probar ahora?
Una de las cosas que me gustaría probar es a grabar vídeos en los que salgo yo. Serían los vídeos más aburridos del mundo. Ahí estoy yo en la cocina fregando los platos. Ahí recojo la ropa del tendedero. Ahora hablo de algo irrelevante.
Suficiente. Mil palabras para hoy. Check.
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.