Considerando el dolor

Me siento después de comer aprovechando que Luqui sigue durmiendo después del largo paseo que nos hemos dado esta mañana, con visita a una Tiny House que están montando cerca de casa, saludos a vecinos varios, avistamientos de Brum brums y Guau guaus y de dar un par de vueltas con el Bobby Car.

Gracias por las recomendaciones acerca de cómo abordar el taladro y cuelgue de cosas en paredes de Pladur. Qué pasada los tacos giratorios esos. Ahora, debí de explicarme mal.

La pared no es de Pladur. Tiene una plancha de este material sobre la cara interna. La pared, según me estuvo explicando mi suegro, es de ladrillo; es sólo que el interior está revestido con una plancha de Pladur por dos motivos: contribuye al aislamiento y permite prescindir del enlucido final de la pared. Así, se puede taladrar y colgar tranquilamente, pero, para asegurarnos, los tornillos deben ser más largos que los destinados a una pared de ladrillo convencional.

Mis suegros pasaron por el Obi y compraron dos sets de dos tacos y tornillos. Son larguísimos, dos o tres centímetros más largos que los que tenía. Los tornillos y los tacos más largos que he usado nunca. De hecho, eso se ha convertido en un problema.

Esta mañana, cuando monté la broca del diez en el taladro y me pregunté cómo de profundo tenía que taladrar, la respuesta fue: más allá de la longitud de la broca.

Miré el envoltorio de los tornillos nuevos. El dibujo decía que la broca debe medir más de 112 milímetros. Y la mía lo debe de medir, pero una parte de la misma se queda en el interior de la mordaza del taladro. En breve: necesito una broca más larga.

Caray, la cantidad de retrasos que ha sufrido ya este proyecto; primero burocráticos y ahora técnicos. Estoy ejercitando mi paciencia hasta límites insospechados.

Esta mañana esperaba a Mirek y a su hijo a las siete y media de la mañana para que empezaran con las obras del desván. Mi tarea era abrirles la puerta y preparar un termo de litro de café con leche. Como me suelo levantar a las siete menos cuarto en tarifa plana y no me daba tiempo a meter una sesión de yoga antes de que llegaran, he optado por sentarme a meditar media hora. Y me he dado cuenta de que es la primera vez en mi vida en que madrugo para meditar.

Y qué agradable la meditación, con tan poco dolor. ¡Qué sensaciones! Es difícil de describir.

Ayer me preguntaba Ed en un comentario, gracias Ed por tus contribuciones, cuál es mi tolerancia al dolor. Eso me removió, sinceramente. Concluí que la tolerancia al dolor es una idea interesante.

Podría escribir unas 3.000 ó 4.000 palabras acerca del dolor, tantas como del marsopeo de los Fórmula 1, pero ahora mismo puedo dedicar mucho menos tiempo que eso.

Hace diez años tenía una tolerancia al dolor asombrosa, y me remonto en el tiempo porque me doy cuenta de que, mi tolerancia al dolor, ha variado mucho. Pasaré rápido por algunos conceptos importantes.

El dolor es una sensación y, por tanto, se siente. Sentir pertenece a una categoría en la que también se encuentran ver y oír, por ejemplo. Ahora, aguas arriba, en la categoría superior, tenemos el percibir. Lo que vemos, oímos y sentimos son percepciones. La mayor parte de las percepciones quedan en el reino de lo inconsciente, gestionadas por éste. En otras palabras: podemos llegar a elegir lo que vemos, lo que oímos y lo que sentimos, pero para eso hace falta muchísimo entrenamiento. La hipnosis va por ahí. Es una cuestión de atención y de cómo la manejamos. Aprendiendo a dominar la atención podemos aprender a manejar nuestras percepciones. Es el campo del auto-conocimiento y la auto-gestión, en su extremo el auto-dominio.

Pero, en general, y para el ser humano medio, lo que vemos, oímos y sentimos se experimenta como involuntario y, en ocasiones, incluso aleatorio.

Ahora, el dolor es una señal. En particular, es la señal que indica el daño. Nos duele algo porque se ha dañado. Como tal, el dolor cumple una función de enorme utilidad y valor. Algunas personas no sienten dolor y viven vidas realmente difíciles. Ahora, una vez hemos sido informados del daño en una parte de nosotros mismos y carecemos de recursos, ¿qué sentido tiene seguir sintiendo dolor? Una vez el dolor ha cumplido su misión, el entumecimiento es una cosa valiosa. Al fin y al cabo, tenemos que seguir funcionando. Tenemos cosas que hacer.

Hace diez años estaba completamente entumecido. No recuerdo haber sentido ningún tipo de dolor, y me refiero a ningún tipo de dolor relacionado con el Big Crunch. Mi tolerancia al dolor era, como digo, asombrosa. Propia de un estado de trance profundo. Esto es posible, pero, como cualquier otra cosa, tiene un precio muy alto: el estrés, la ansiedad y, en su extremo, la paranoia y el terror. Nos puede doler mucho algo pero, si aparece un león al volver la esquina y es el momento de correr o luchar por la vida, el dolor se convierte de inmediato en el último de nuestros problemas. No hay mucho daño que atender y sanar cuando estamos muertos.

Con la imaginación, se pueden crear leones y dragones a voluntad en cada esquina, y hacerlos tan reales que se siente como si verdaderamente estuvieran ahí. El único problema es dormir por las noches, pero con un estado así se puede llegar muy lejos e ignorar enormes cantidades de dolor. No lo sé porque lo haya leído en libros ni porque Tyler me lo haya dicho.

Ahora, ocho años después de empezar a desentumecerme y atravesar un desierto de dolor que va más allá de la imaginación más salvaje de la mayoría de personas, tanto por cantidad como por intensidad como por duración del dolor, me queda muy poco de este. Y lo cierto es que mi percepción del dolor ha variado con el tiempo.

Cuando usamos el dolor con un fin, con el fin de sanar, el dolor se convierte en un recurso fundamental. Nos indica dónde está la siguiente parte dañada a sanar, qué puede necesitar para hacerlo y cuándo es el momento de pasar a la siguiente parte dañada. Así, la intensidad del dolor debe servir a este fin, y adaptarse a lo largo del camino.

Hoy diría que tengo poca tolerancia al dolor, al menos un par de órdenes de magnitud, si no tres, menor que hace diez años. Y está muy bien así. En cuanto me hago daño, lo noto, lo que me permite corregir mi rumbo mucho antes de colisionar con los obstáculos. Es como llevar las luces largas por la noche: veo de lejos las cosas que me podrían hacer daño y tengo más tiempo para maniobrar y cuidar de mí. Esto me requiere de sacrificios, y de pagar precios como practicar yoga a menudo y meditar a diario, pero es algo que hago con gusto porque los beneficios son enormes.

Hace unos años, leí un libro que hablaba de unos yoguis de la India que eran capaces de localizar y hacer dibujos detallados de sus órganos internos. No habían visto nunca un atlas de anatomía, pero te podían indicar dónde estaba su hígado y qué forma tenía. Lo sentían.

Hace unas semanas, al salir a correr y hacer un par de giros para calentar, sentí mi columna vertebral en el interior de mi tronco. Lo que antes era un bloque pétreo, ahora mostraba algo más de detalle. Del mismo modo, en los últimos días me sorprendió poder diferenciar la sensación de mis músculos abdominales del contenido de la bolsa abdominal.

No sé si llegaré a sentir mi hígado y mis riñones, y a poder discernir por dónde discurren mis intestinos, pero me encantaría poder hacerlo.

Comentarios

4 respuestas a «Considerando el dolor»

  1. Avatar de Vince
    Vince

    He llegado a la conclusión que la medicina actual, aún siendo muy avanzada en muchas áreas, tiene muchas lagunas cuando hay alguna enfermedad o dolencia fuera de lo normal.
    Lo afirmo en base a mi experiencia como paciente. Tengo el sistema inmunitario un pelo descontrolado y, como consecuencia de ese descontrol, padezco también fuertes dolores entre otros temas….
    Después de leer tu experiencia con el dolor, me siento un poco identificado, salvando las distancias, y reafirmo la falta de acierto de la medicina en según que cosas….
    Yo llevo la mitad de mi vida batallando con pequeñas cosas, que si bien no me han limitado en mi día a dia, si que han condicionado muchas veces mi estado de ánimo, cuestionando mi mala suerte en ese aspecto y tratando al final de quitarle importancia valorando otras cosas….
    Admiro tu lucha, fuerza y ánimos!!!

    1. Avatar de Javier

      Ostras, siento lo que te ocurre y lo encuentro muy interesante.

      ¿Estarías dispuesto a probar algo conmigo, con PNL e hipnosis?

      1. Avatar de Vince
        Vince

        Interesante no sería la palabra. De hecho probé PNL con uno de “mis temas” hace bastantes años. Estuve yendo a un psicólogo especialista en PNL (miembro de la asociación creo…)
        No funcionó o no tuve la paciencia/voluntad necesaria.
        Ahora bien, estoy abierto a probar/experimentar.

        1. Avatar de Javier

          Oh, genial! Gracias por la confianza. Pues te propongo que nos reservemos una hora. ¿Cómo me pongo en contacto contigo? Voy a ver si puedo recuperar tu dirección de e-correo y te envío un email.

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