Aprovechando un rato más de calma y tranquilidad, vamos a empezar a procesar la información del segundo mes de las Elternbriefe o Cartas a los padres. Lucas acaba de empezar el tercer mes. Como vamos con retraso, vamos a aprovechar el tiempo. ¡Adelante!
Mencionar rápidamente que sigo con el Uncrunching. Es más que probable que en las próximas semanas podamos celebrar el Uncrunching total o fin del Uncrunching, así como nombrar el día mundial del Uncrunching, que recordaré y celebraré cada año durante el resto de mi vida.
Pero vamos con las Cartas a los padres. Empezamos el segundo mes, y lo hacemos a lo grande con otro de esos dilemas filosóficos.
Mes 2: ¿Chupete o pulgar?
Hemos pasado del “¿Rubias o morenas?”, “¿tetonas o culonas?”, y lo voy a dejar aquí antes de descender mucho más en la escala del mal gusto, al “¿Chupete o pulgar?”. En el fondo se trata de lo mismo: “¿Con qué nos consolamos?”.
Pero comencemos con una recapitulación, porque, si hemos llegado hasta aquí, es que hemos superado el primer mes y nuestro bebé todavía vive. Se abre ante nosotros el horizonte del segundo mes, con sus nuevas historias, peripecias, retos y dilemas.
Su bebé ya sabe cómo satisfacer sus necesidades básicas de una manera consistente a través del padre y de la madre. Puede confiar en sus padres. Es la mejor base para explorar el mundo con confianza.
Este mundo está compuesto, en primera instancia, por papá y mamá. Sus caras, sus voces, su contacto… El bebesito les reconocerá de nuevo y se lo señalará con una sonrisa que les hará ver angelitos y oír arpas.
Los padres se comportan de manera natural como deben. Dese confianza para hacer muecas, gesticular, hacer gorgoritos… Al hacerlo está usted hablando el lenguaje de su bebesito, así que permita que la comunicación fluya suavemente.
Permita que el bebé explore el mundo, aunque tenga en cuenta que su atención se agota con relativa rapidez y entonces necesita nuevamente tranquilidad.
De la misma manera, el bebesito empieza a descubrir y a dominar su propio cuerpo. Aprende a sostener la cabeza brevemente, juega con sus manitas, se coge los dedos… y vuelve a soltar. Al principio esto sucede de casualidad, pero, con el tiempo, esto sucede cada vez más conscientemente.
¿Chupete o pulgar?
En sus juegos con las manos, la manita aterrizará en algún momento en su boquita y el bebé comenzará a chuparla.
Chupar es para el bebé algo placentero y un calmante a la vez. Tal vez ya está acostumbrado al chupete. En cualquier caso, como para otras preguntas, la pregunta “¿chupete o pulgar?” tampoco tiene una respuesta correcta. Lo que sea que funcione.
Los bebesitos no chupan sólo porque tengan hambre, sino porque les tranquiliza, les ayuda a dormirse y a veces simplemente chupan porque se aburren. Deje que el suyo lo haga.
En los primeros dos años, prácticamente todos los bebés chupan. Sólo entonces empiezan a dejarlo.
Muchos bebés se acostumbran al chupete incluso antes de encontrar sus pulgares. El chupete tiene algunas desventajas, como que depende de los padres y que tiende a caer al suelo con relativa frecuencia. Si usa una cadenita para sujetarlo, ¡por favor que no sea alrededor del cuello!
Tal vez se preocupe usted con la idea de que las prácticas chupópteras de su retoño puedan producir deformaciones en la boca o en la mandíbula. Pediatras y dentistas ven este asunto en la actualidad de una manera mucho menos dramática, ya que la mayor parte de los niños dejan de chupar con tres o cuatro años y no vuelven a chupar más que del bote a partir de la adolescencia. Así que relájese hasta entonces.
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